¿LOS NIÑOS DESARROLLAN OBSESIONES?

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Se dice que los niños también pueden desarrollar un trastorno obsesivo-compulsivo, y su diagnóstico se hace a partir de los 7 años, momento en el que su nivel de pensamiento ha evolucionado de tal forma que se establecen patrones de conducta rígidos.

Al igual que los adultos, los niños presentan conductas ritualizadas, es decir, siguen un ritual que de no cumplirse genera angustia, por ejemplo: al dormirse, el niño acomoda siempre las almohadas en la misma posición; necesita tener dos peluches a la derecha y tres a la izquierda; si se le cuenta un cuento, será el mismo padre el que lo haga; se lavará las manos un número determinado de veces ya que de cambiar algún elemento se angustia. La obsesión generalmente encubre una fobia, es por ello que el ritual ocupa un lugar especial.

En el caso de las compulsiones, se pueden encontrar algunos comportamientos como:

  • Lavarse las manos.
  • Ritos al Acostarse.
  • Actividades de orden (cuadernos limpios, letra perfecta).
  • Situaciones de enumeración.
  • Presentan conductas ambivalentes, es decir, en algunas cosas son extremadamente ordenados y en otras no, son extremadamente limpios en algunas circunstancias y en otras no.
  • Y todas estas conductas se basan en un pensamiento mágico que evita una situación caótica.

    El desorden obsesivo-compulsivo (OCD – Obsessive-Compulsive Disorder) usualmente comienza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en 1 de cada 200 niños y adolescentes. El OCD se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones recurrentes que son lo suficientemente intensas para causar malestares severos. Las obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no deseadas que causan marcada angustia o ansiedad.

    Frecuentemente, éstas son irracionales e irreales. No son simplemente preocupaciones exageradas acerca de problemas de la vida real. Las compulsiones son el comportamiento repetitivo o ritual (como lavarse las manos, acumular cosas, poner las cosas en un orden determinado, comprobar algo repetidamente, contar las calorias) o actos mentales (como contar, repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas). Con OCD, las obsesiones o compulsiones causan una ansiedad significativa o angustia, e interfieren con la rutina normal del niño, su funcionamiento escolar, sus actividades sociales o sus relaciones.

    Los pensamientos obsesivos varían con la edad del niño y pueden cambiar a través del tiempo. Un niño pequeño con OCD puede temer que le hagan daño a él o a un miembro de su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o puerta abierta. La compulsión llevará al niño a seguir comprobando que las puertas y ventanas de la casa están cerradas aun después de que sus padres se acuesten, tratando así de aliviar su ansiedad. Al niño le dará miedo de haber dejado una puerta o ventana abierta sin darse cuenta mientras comprobaba si estaba cerrada y luego compulsivamente tendrá que comprobar otra vez si está o no abierta.

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    Un niño de edad escolar o adolescente con OCD puede tenerle miedo a enfermarse con gérmenes, al SIDA o a comida contaminada. Para poder sobrellevar estas ideas, el niño puede desarrollar rituales (comportamiento o actividad que se repite). A veces, la obsesión; el desorden obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes y la compulsión están vinculadas: Temo que esta cosa mala pasará si dejo de comprobar o de lavarme las manos, así es que no puedo dejar de hacerlo aunque no tenga ningún sentido.

    Cuando hablamos de "obsesión" nos referimos a cualquier pensamiento o imagen mental que permanece en la conciencia de la persona, de forma repetitiva e indeseada.

    Y la compulsión es la actuación estereotipada de la obsesión que tiene la persona (Por ej: si la obsesión está en los gérmenes, la compulsión podría ser lavarse con mucha frecuencia las manos).

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    En las obsesiones siempre está presente la necesidad de realizar algún ritual; este ritual va siempre acompañado de ansiedad. Si este ritual es interrumpido, desencadena en el niño una crisis de irritabilidad y agresividad. Suelen desaparecer espontáneamente; en algunos persisten, pues son tolerados o incluso favorecidos por el medio familiar, quedando como rasgos de una personalidad obsesiva.

    Es poco frecuente observar este trastorno en niños, antes de los 10-12 años.

    Es frecuente observar en la familia antecedentes de trastornos obsesivo-compulsivos o un carácter extremadamente obsesivo.

    Las obsesiones y compulsiones en niños no se diferencian de las de los adultos; sí son distintas en la forma de presentación.

    Las obsesiones más frecuentes suelen ser:

    - sobre daños o peligros potenciales

    - sobre la suciedad, los gérmenes,...

    Y las compulsiones más frecuentes:

    - lavado de manos

    - manipulación de objetos

    - rituales al acostarse

    Con frecuencia, los niños que sufren este tipo de trastornos:

    - tienen un CI superior al de la media

    - presentan obsesiones y compulsiones juntas

    - tienen sentimientos de culpa

    - sus síntomas perturban su entorno

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    Hay toda una variación que va desde algunos rasgos obsesivos propios de una personalidad obsesiva (poco tolerante, rígida, súper ordenada,...) en algunos sujetos hasta llegar a la neurosis obsesiva cuyo trastorno incapacita al sujeto de forma importante. Esta incapacitación es la que marca la gravedad del trastorno.

    Los niños obsesivo-compulsivos desarrollan características de personalidad que pueden identificarse fácilmente:

  • Son perfeccionistas.
  • Meticulosos en sus actos y los relacionan con un pensamiento mágico ( cuidan cómo saludan, cómo caminan)
  • Llevan al extremo el control en su toma de decisiones, revisan una y otra vez cada posibilidad.
  • Cuidan el cómo expresar.
  • Tienen un comportamiento que los identifica como Adulto Pequeño.
  • Son muy obedientes, y muy apreciados por los adultos.
  • Presentan un comportamiento escolar particular (cuadernos muy ordenados, subrayados, limpios en extremo).
  • Su grafismo se caracteriza por su meticulosidad, suelen realizar micro escritura para no dejar espacio en la hoja, hacen ilustraciones inútiles como florecitas, estrellitas para por ejemplo identificar cuadernos.
  • En el aspecto motor presenta conductas como inhibición motriz.
  • Sus relaciones interpersonales se caracterizan por la ansiedad, y son dependientes de éstas.
  • Su forma de pensar carece de fluidez debido a su necesidad extrema de presión. Su producción intelectual es buena pero lenta.
  • Tiene una gran afición por la lectura, canales culturales, buscan estimular su pensamiento abstracto.
  • En los niños preescolares hay una reducción de su actividad motriz, no juega, no se ensucia, no se tira en el piso.
  • Generalmente son hijos de padres perfeccionistas, rígidos de moralidad muy marcada y con una comunicación ambigua.
  • Las investigaciones indican que el OCD es un desorden del cerebro que tiende a repetirse en las familias, aunque esto no significa que el niño necesariamente ha de manifestar los síntomas. Algunos estudios recientes demuestran que el OCD puede manifestarse o empeorarse después de una infección por estreptococos. Un niño puede desarrollar OCD sin tener un historial familiar.

    Los niños y adolescentes a veces sienten vergüenza y se abochornan porque tienen OCD. Muchos creen que esto quiere decir que están locos. La buena comunicación entre padres y niños los puede ayudar a comprender el problema y así los padres pueden darle el apoyo apropiado a su niño.

    La mayoría de los niños con OCD se pueden tratar mediante una combinación de psicoterapia (especialmente con las técnicas cognoscitivas y de comportamiento) y con medicamentos, como los inhibidores selectivos a la reabsorción de la serotonina (SSRI). El éxito del tratamiento estará, una vez más, en un análisis individualizado y profundo del trastorno que presenta, por parte de un especialista infantil.

    Me despido diciendo que si tienes una duda me escribas un correo a: almaisabelp40otmail.com

    Atentamente.

    Alma Isabel Pérez Salcedo

    Psicoterapeuta Sistémica; Psicóloga Clínica; Especialista en Hipnosis; en Gestalt en niños, adolescentes y adultos; Sexóloga Educadora

    Clínica de Atención Emocional

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